Tal y como marcaba en el calendario de actividades, el 14 de Junio a las 22.00 h nos reunimos 14 amigos en la puerta del Ayuntamiento de Ejea con el objetivo de arrancar con los coches dirección a Saravillo , pueblo que será nuestro punto de partida de la ruta hacia el ibón de Plan.
Dejamos atrás el desapacible cierzo Ejeano y tras un rato de coche dirección Barbastro nos apeamos en el restaurante El Chopo para tomar una dosis de cafeína y estirar las piernas antes de proseguir nuestro camino hacia Saravillo, el pueblo de los quesos.
A la 1.15 llegamos a Saravillo, dejamos los coches en el parquin que hay enfrente del Centro de Interpretación Mosén Bruno. Cogemos mochilas, ajustamos bastones, encendemos frontales y ala, p´arriba, que la Basa de la Mora nos espera.
Comenzamos andando por las angostas y empinadas calles del pueblo hasta que nos salimos por la GR-15 dirección al ibón. Sin dejar las marcas rojas y blancas vamos recortando metros al principio con amables pendientes, disfrutando de la buena temperatura que hace, con luna prácticamente llena y en ausencia de viento.
Al cabo del rato, Saravillo ya sólo es reconocible por los puntitos de luz de sus farolas, los cuales quedan ya por debajo de nuestra mirada. Seguimos avanzando por la GR-15 rodeados primero de hayas y después de pinos, la pendiente de la senda se empieza a poner cada vez más severa, cruzamos un pequeño barranco pisando entre las piedras atentos de no caer con el pie adentro.
Conforme subimos, vamos atravesando varias veces la pista que conecta Saravillo con el Refugio de Lavasar, al cual se puede acceder con el coche, de esta manera iremos atando lazadas de la pista por el sendero de la GR-15.
Después de haber parado un par de veces para reagruparnos y beber un poco de agua, seguimos subiendo por las laderas de la peña del mediodía y a las 4.15 H de la mañana llegamos al Refugio, punto más alto de la ruta (1930m). Hay unos coches aparcados junto a él, además de una tienda de campaña. En este punto, realizamos la última parada antes de llegar al Ibón, para abrigarnos un poco, comer algo y darnos cuenta de que el botiquín no tiene tijeras.
Tras bajar unos 30 m de desnivel y atravesar el barranco que proviene del ibón, a las 4.45 H llegamos al famoso y espectacular Ibón de Plan o Basa de la Mora, custodiado al sur por el macizo de Cotiella, collado de Armeña (aún con algo de nieve en su cara norte) y al Este por las puntas del reloj (peña de las diez, peña de las once y punta del mediodía).
Nos sentamos delante del ibón, y echamos algo al cuerpo. A escasos 20 m de nosotros, había una tienda de campaña en la pradera del ibón cuyos ocupantes habrían acampado allí para encontrar la paz y el silencio de la montaña, hasta que llegamos nosotros a esas horas para arrebatársela de golpe (perdón).
Con la maravillosa leyenda de la mora rondando por nuestras cabezas, algunos nos lavamos la cara en el ibón para ver si se obra el milagro. De repente, se empieza a desfigurar una silueta entre los pinos con una larga cabellera morena y unas finas sedas colgando, ¡Dios mío, la mora ha aparecido!. Conforme se nos acerca bailando la danza del vientre, oímos que tiene un tono de voz masculino y con acento maño, enfocamos con las linternas y ¡zas! Manero disfrazado.
No faltan las risas, caras de asombro, fotos. Después de este teatro al aire libre, nos vamos para abajo por el mismo camino de subida mientras el sol va haciendo acto de presencia. Llegamos a Saravillo en torno a las 7.45H, cogemos los coches y nos vamos al restaurante de Salinas, donde nos espera un merecido almuerzo con todo tipo de complementos que pueden llevar un par de huevos fritos, antes de volver a casa tras esta actividad deportivo-cultural desarrollada entre sol y sol.
miércoles, 18 de junio de 2014
SE NOS APARECIÓ LA MORA
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A pocas me mueroooooo!!!
ResponderEliminarLo mejor de todo la mora
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