lunes, 4 de abril de 2016

CUATRO CONTRA UNO



El pasado domingo 20 de marzo, 5 intrépidos montañer@s, cogieron sus mochilas y se fueron a subir un pico mítico: El Oturia. El día amenazaba lluvia, aún así, confiaron en capturar la tan ansiada ventana de buen tiempo.

Dejaron el agua en Monrepós, y al llegar a Yebra de Basa, se encontraron con un cielo entreverado: nubes y claros. Después del cafelito matinal, se ajustaron bien las polainas y comenzaron la marcha. La pista estaba harta y un barrial, aderezado de boñigas de vaca, fue el primer obstáculo que debieron sortear.

Comenzó la marcha entre terrenos de margas, por unas escaleras rústicas, donde abundaba el boj, los matojos y algún que otro pino. Se produjo el encuentro de la primera ermita: foto de recuerdo y a seguir. Podo después, se encontraron con la segunda ermita que tenía una piedra incrustada como icono. Según la tradición es donde la santa incó las rodillas.

Más adelante se toparon con un puente de madera, con una bonita corriente de agua que bajaba de la montaña y tras cruzarlo, pasaron a otra ladera más umbría. Poco a poco, iban apareciendo los primeros neveros, que sortearon sin dificultad y a medida que ascendían, apareció ante sus ojos una imponente cascada natural: “O Chorro”.

A partir de ese momento las fotos se sucedieron sin parar, tal es la espectacularidad de la catarata, con una ermita incrustada detrás de ella, que los dejó con la boca abierta.

Continuaron en dirección al puerto de Santa Orosia, donde empezaba una pradera cubierta de nieve. El cambio de paisaje fue radical. Buscaron la huella y se dirigieron a la ermita que lleva el mismo nombre, espectacular edificación del siglo XVII. Como estaba cerrada se metieron en el refugio anexo, bien cuidado, donde dieron cuenta de las viandas que llevaban.

Durante la comida apareció una montañera que les preguntó si sabían de alguien que hubiera subido al pico. La respuesta fue negativa.

Después de comer, cogieron la huella dejada por ella y se encaminaron al pico. La nieve les llegaba hasta la rodilla. Pero se dieron cuenta de que la huella les llevaba al lado norte, cuando la intención era subir por el lado sur, desde el collado. Giraron en dicha dirección, pero empezaron a incarse en la nieve. Tal era la cantidad acumulada, que a veces les llegaba hasta la ingle.

Viendo dicho nivel de dificultad y las nubes de tormenta que estaban entrando, desistieron de la ascensión y regresaron al refugio. Allí empezaron a caer algunas gotas y sin pensarlo dos veces, abandonaron el lugar.

Tras pasar la cascada y el puente de madera, comenzó a llover, por lo tuvieron que tirar de los poncho y chubasqueros que llevaban. Poco antes de llegar al pueblo paró, lo que les posibilitó quitarse el barro de las botas y las polainas en la fuente de la plaza.

En el bar se tomaron sus cervecitas y sidras, a la vez que compartían sus fotos y hablaban de la grata experiencia que les regaló ese magnifico día.

20/03/16. RUTA DE LAS ERMITAS

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