EN FARRIGÜELO CON LA LIEBRE

Ya sé que el sábado hizo muy mal tiempo, y que muchos de vosotros pensabais que la actividad del domingo se tendría que suspender, pero yo os dije “¿de qué tenéis miedo, hombres de poca fe?”. Así que me levanté, increpé a los vientos y el mar y sobrevino una gran bonanza. Y entonces os maravillasteis y dijisteis: “¿quién es este que hasta los vientos y el mar obedecen?” (Tadeo Jones 14.31).

Y después de esta chorrada que se me acaba de ocurrir vamos al tema.

El día 19 los más madrugadores fuimos los ejeanos, que llegamos a Fuencalderas sobre las 07.30. Más tarde, y poco a poco, fueron acudiendo el resto del personal: Jesús de Sádaba, Antonio y Carmen de Luesia, la liebre de Fuencalderas, José María Pemán de Biel y, por último (los más tardanos) los chesos del club Asamún, Loles y Felix de Biniés, Juanito de Blasa, Olga, Miguel Ángel de Chan de García, José de Marica y David de lo Cacho.

Con este grupo tan variopinto (éramos 39) fuimos compartiendo, además del camino, conversación y momentos divertidos.

Salimos siguiendo el GR-1 hasta San Miguel de Liso, donde nos tomamos un pequeño tentempié, para luego continuar de una tirada hasta la Fuen d´o Fayar y luego hasta el corral de Farrigüelo por una hayedo viejo y húmedo que nos dejó encantados.

Cuando llegamos al refugio ya estaba todo preparado: primero unas cervecitas, un poco de charla, luego la foto de rigor y a comer….., a comer pero no con los dedos, sino con cuchara, tenedor y babero: ensaladas variadas, caldo caliente, carne a la brasa, dulces, café, licores…. en fin una buena tripada que nos sentó de maravilla.

Con el depósito lleno el regreso fue rápido, y en poco más de hora y media ya estábamos abajo.

Para acabar, repetiremos lo que hemos dicho más de una vez: “es de bien nacidos ser agradecidos”. Así que desde aquí queremos felicitar a Carmen y Antonio de casa Balana de Luesia por su soltura, maña, habilidad y disposición para organizar esas viandas con las que nos sorprenden y que nos dejan siempre tan buen sabor de boca.

Gracias también a la Liebre, que desinteresadamente ha rehabilitado el corral de Farrigüelo y mantiene todo su entorno limpio y bien señalizado. Todo un personaje con quien no te faltará nunca conversación….., eso si te deja hablar.

Un saludo.