Y como estaba en la orden del día, salimos 13 pirineistas a las 16.00h del Sábado 16 de Septiembre dirección Bielsa, en disposición de saborear los encantos del valle de Pineta. Tras hacer un pequeño alto en el camino a la altura de Aínsa para tomar un refrigerio, llegábamos con las últimas luces del día unos a Bielsa y otros al refugio de Pineta, justo para poder ver lo blancas que estaban quedando las cimas que rodean este paraje consecuencia de una tarde muy fría y lluviosa.
Al día siguiente Domingo, nos levantábamos todos con la duda de cómo habría quedado el monte tras un Sábado tan desapacible, pero afortunadamente no había ido a más el temporal y sólo se espolvoreaban las cotas más altas de la zona. ¡El día se mantendría seco y despejado!, ideal para nosotros.
Nos desplazamos con el coche hasta el aparcamiento del circo de Pineta (1.240m), justo antes de llegar al Parador, último punto del valle para acceder con coche. Comenzamos a caminar en una mañana gélida pero despejada, todos confiábamos en que el día iba prometer. Desde el aparcamiento, tomamos la pista que remonta la margen derecha del río Cinca. A pocos metros del puente que cruza este río, abandonamos la pista que va a Lalarri y nos dirijimos por el sendero que indica camino de Marboré, hacia el Balcón de Pineta.
Vamos ganando altura hasta que salimos del hermoso bosque de hayas en su mayoría, pasamos de largo el desvío a la izquierda que nos conduce a la cascada del Cinca y también punto de comienzo (o final) de la espectacular faja de Tormosa, una alternativa de ruta muy interesante…
Continuamos y el sendero atraviesa el paraje del Ferqueral, llamado de esta manera por los abundantes helechos o felqueres que cubren el terreno. Hay que seguir por el mismo camino para afrontar la parte más dura de la excursión, que se trata de superar el tremendo escalón de piedra que forma el anfiteatro del valle de Pineta.
Tras un buen rato de continua subida sin darnos tregua la senda, llegamos a la zona del embudo. Se incrementa la pendiente a partir de este punto y después de superar una serie de empinadas zetas junto a preciosas cascadas de montaña el camino llega al fascinante Balcón de Pineta (2.520m), uno de los miradores más bellos de todo el Pirineo. Arriba la nubosidad no era lo de menos, pero nos permite ver de repente delante nuestra a los jefes del Parque Nacional, las tres Sorores, de Este a Oeste, Soum de Ramond, Monte Perdido con su bonito glaciar y Cilindro de Marboré, todos ellos de más de 3.000 metros de altura. A partir de mediodía luciría el sol durante el resto de la jornada.
Tras hacer decenas de fotos y disfrutar de tanta vista bonita en 360º, continuamos un poquito más para llegar hasta el ibón de Marboré (2.590m). Desde allí divisamos la majestuosa brecha de Tucarroya con su longevo refugio que lleva el mismo nombre, picos Gran Astazu y Pequeño Astazu, pico Pineta…
A lo que volvemos hacia el balcón de Pineta, vislumbramos unas banderitas tibetanas que ha colocado nuestro compañero Bruno en el hito de piedras formado en recuerdo de nuestro también compañero de club y paisano, Santiago Sagaste.
En los primeros momentos en que el viento comienza a hacer su trabajo para deshilachar la tela de las banderitas, comenzamos nuestra bajada por el mismo camino de subida.
Nada más pasar la zona del embudo hacemos un alto en el camino para comer, y una vez con el estómago lleno continuamos nuestra bajada hasta llegar a los coches, donde nos esperarían unas refrescantes cervezas que nos tomamos en el bar del Parque Nacional.
viernes, 22 de septiembre de 2017
EN EL VALLE DE PINETA: EL 13 ES BUENA SUERTE
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